Tom, un viudo, cincuentón, gordo y calvo, se despertó malhumorado, gracias a un chillido que escuchó a lo lejos. Levantándose, siguió el sonido que aparentemente provenía del baño.
Prendió la luz, y como no vio nada fuera de lo normal, se acercó tranquilamente al espejo para peinarse.
Entonces... Lo que encontró allí...
En el reflejo del vidrio, apareció una mujer. Se veía un poco más joven que el hombre. Hermosa, de pelo negro, ojos verdes y tez pálida. Ella abrió su boca lentamente.
-Tom...- susurró ella, desde el otro lado del espejo.
-¿Elise?- preguntó él, estupefacto.
-Tom...¿Por qué?
-Tú- acusó, balbuceando -¿Tú producías esos chillidos por las noches?-
La voz del hombre sonaba cada vez más desesperada, como si tuviera gastada la garganta. Tragó saliva en un intento de aliviar su angustia.
La fantasma apuntó a su marido con el dedo índice.
-No me culpes- siguió hablando Tom -tú empezaste todo. Me engañaste
Sin embargo, ni siquiera creía sus propias razones. Él la había engañado muchas veces. Ella una sola. Aunque el hombre no había pensado en eso en su arrebato de furia.
-Siempre te amé- dijo Elise, repitiendo lo mismo que había dicho cuando su esposo le había enterrado el cuchillo esa tormentosa noche. Inhaló fuertemente.
Chilló, tal como todas las noches. Con un tono lastimoso. Tom se acordó de la horrible pesadilla que había vivido.
Pero el espíritu sacó un brazo del espejo, y le emoezó a estrangular el cuello.
Ya era muy tarde para arrepentirse.
Bueno, este es el primer microcuento que subo. Me gustaría saber sus opiniones, y lo que les pasó al leerlo. Por ejemplo, si les causó algún especie de miedo o lástima. Cualquier comentario me serviría para mejorar. Gracias, y que tengan un buen día.
Gracias personita en el mundo <3 estaba leyéndote recién, jejej. Mi quererte
ResponderEliminarAbrazitos